sábado, 26 de febrero de 2011

Acantilados de deseos.

Dibujar el tiempo en un papel sería más fácil que dibujar tu mirada.
Ola que viene y va, eres tú. ¿Hay razón para tus actos? Sabes que es fácil errar. Son las pequeñas cosas las que rompen la armonía y la mesura. Cosillas que son peso en la balanza de las sensaciones, que no de los sentimientos. Lastre con el que tienes que acarrear.
Ahora... mi balanza no se desequilibra porque mis sueños no pesan, sólo sobrevuelan los acantilados de los deseos sin llegar a caer en ellos. Sueña y sobrevuela conmigo el abismo del deseo de la pasión, sabrás lo que es vivir.
Para que engañarnos, tu anhelos de felicidad me buscan a mí. Posiblemente tú ni te des cuenta. No sólo vale con abrir los ojos, también hay que ver... querer ver.


Lástima que no te conozca... 


martes, 22 de febrero de 2011

Rosas sin espinas.

Cuán amarga la razón,
qué sincero el corazón,
la balanza en equilibrio
con pétalos de otra flor.
Paseo del juego de palabras de mis pies.
De la charla elocuente,
la danza de vocablos
con más lírica que titubeo.
Las palabras del camino,
un hallazgo a mi manera,
de la rosa sin espinas,
de ver sólo primaveras.
Son palabras que acorazan
corazones ya escondidos.
Pero tú...
Sin la flora ni la fauna
que te dio mi corazón,
la naturaleza de tus labios
no sabe resucitar.
Sigues viviendo en el otoño,
mientras tú ves florecer
las rosaleda sin espinas,
mi jardín en primavera.



Rosas sin espinas crecen cada momento.

jueves, 17 de febrero de 2011

Detesto.

Detesto a la gente poco valiente, a los que se engañan y no luchan.
Esa gente no será jamás feliz.
Detesto a la gente que cree que se lo darán todo hecho.
A la gente que espera que el destino señale su camino.
Detesto a la gente sin emoción, que por pereza espera, y espera por pereza. 
Detesto a los que viven a ras de suelo por miedo a despegar,
gente que no se atreve a volar...
Detesto a los que no saben valorar una mirada,
gente que compara un sentimiento con una verdad. 

 
Pero...
También detesto al que dice no sentir de verdad.
Detesto a aquel que no sabe aterrizar.
Aquel que vive dormido por no despertar, ciego de la realidad.
Detesto a aquel que lo quiere todo y además no se sabe conformar.
Detesto al que oculta su tristeza, falso de felicidad.
Detesto a los héroes de pacotilla, que defienden sus causas a caballo de engaño.
Detesto a los que lo saben todo.
Y a los que no saben nada, también...
Detesto a los que aman a su patria, pero odian a su gente.
Detesto a aquellos que cara al sol se ciegan.
Y a aquellos que no luchan porque no ven la luz.
Detesto a los que odián sin razón, a esa gente que margina por intuición.
Pero...

 
Lo que más detesto, tener que detestar a gente débil como tú por no saber soñar.




 

martes, 8 de febrero de 2011

Sal sabida sin salida.

Son labios, son ojos, son manos,
son... Sonrisas!

Habrá que reir, habrá qe ver, habrá qe tocarse,
habrá... Abrazos!


Ve probando, ve viendo, ve acariciando,
ve... Besando!


Tú sabes saber al sabor de la sabia savia del árbol que sacia la ávida necesidad de ser sorbida. Sacad la sosas sobras, salad si sabéis sembrar un mar a secar... Sal sabida sin salida.

martes, 1 de febrero de 2011

Dos huellas por paso.

El agua ahogaba nuestros pies al compás de las olas,
son las huellas los recuerdos, que tras nosotros…
No hay cobardía en el andar, no hay pasos en falso, 
nunca estamos a solas.
Hacemos dos huellas por paso, paso a paso.
Un paso, de pasar, de las huellas que queden atrás.
Pues no hay viento capaz de despeinar nuestras sonrisas,
no hay marea capaz de derrumbar nuestro deseo.
Pasamos del qué dirán, pues lo que digan no nos dice nada.
Supongo que hablamos otro idioma,
idioma que no entiende de razones por encima de emociones.


Equivocados o no, 
caminamos,
apoyados en lo único que conocemos.