jueves, 28 de octubre de 2010

Tu sonrisa...

Una tarde cualquiera en el otoño de mis ojos
tras un verano invernal producido por anhelo.
Ella.
Impulso de mis actos, freno de mi vida.
Vida de mis impulsos, actos por los que freno.


¿¡Cómo dejar de pensar en ti!? Si confundo tu sonrisa con la luna.
Tu sonrisa vuelca mi razón, 
tu sonrisa, directa al corazón.
El sol ilumina tu mejilla.
Tu mirada, ilumina mi vida.
Son tus labios el secreto más guardado, tu lengua la guardiana del deseo.
Pasa el tiempo, y mientras, me invento los recuerdos.
Soñando ser explorador de la calurosa nieve de tus noches.
Escapar de la luz para encontrarnos, encontrarnos en lo oscuro y conocernos.
Que con tocarnos nos veamos.
Que con besarnos nos hablemos.
Sigo buscando en el fondo de tus ojos una señal que me lleve al paraiso.
Mientras tanto, observo y callo.


sábado, 23 de octubre de 2010

Poderosos.

Vivimos en un mundo lleno de príncipes, princesas, reyes, reinas, castillos, palacios, caballeros y dragones.
Futura reina de mi corazón, princesa de mis sueños, paseas por mi palacio como si nada te importase, como si la vida fuese un juego, y yo fuera tu juguete, tu muñeco.
Y en el casino de la existencia, la vida puede ser un juego. Hay dados, cartas boca arriba, cartas boca abajo, ruletas y azar. La vida puede ser un juego.
Y yo llevo jugando en mi palacio mucho tiempo. Pero ahora sé que debo salir, debo salir y apostar mis sentimientos a una sola tirada, a una sola carta, a un único número. Porque sé que como mucho, puedo perder. Y en el juego de la vida todos somos poderosos reyes con grandes bienes. Y en caso de perder, siempre podremos volver a nuestros palacios a por más sentimientos para apostar.



Porque hay más palacios que los que podemos ver,
Porque hay más princesas que las que podemos imaginar
Porque los sentimientos hay que jugarlos, y si perdemos,
¡Olvidadlos…!
Perder es tan relativo… somos tan poderosos.


miércoles, 6 de octubre de 2010

Sonreír por la ilusión.


Yo al viento cuento,
y le cuento lo que siento.
El viento rumbo a tu cama
transportando mis palabras.
Yo quiero que sean libres,
pero no quiero librarlas…
Que desgracia condenarlas
por no querer equivocarme.


Y entonces entendí
que quería verte cerca.
No dejar a merced del viento
todo aquello que yo siento.
¡Ay! Cuanto tiempo ha pasado
desde que te conocí…
Yo tenía pocos años,
tú... pasabas por ahí.

Pero entonces no advertí,
que mi corazón más vibraba
cuanto más cerca estabas.
Pero entonces no advertí,
que mis ojos más brillaban
cuando lanzabas tus miradas.

Vivir ahora es sonreír,
sonreír por la ilusión,
ilusión por ver reír
ver reír mi corazón.