martes, 22 de febrero de 2011

Rosas sin espinas.

Cuán amarga la razón,
qué sincero el corazón,
la balanza en equilibrio
con pétalos de otra flor.
Paseo del juego de palabras de mis pies.
De la charla elocuente,
la danza de vocablos
con más lírica que titubeo.
Las palabras del camino,
un hallazgo a mi manera,
de la rosa sin espinas,
de ver sólo primaveras.
Son palabras que acorazan
corazones ya escondidos.
Pero tú...
Sin la flora ni la fauna
que te dio mi corazón,
la naturaleza de tus labios
no sabe resucitar.
Sigues viviendo en el otoño,
mientras tú ves florecer
las rosaleda sin espinas,
mi jardín en primavera.



Rosas sin espinas crecen cada momento.

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