Tantas como sabanas tejidas de gozo.
Sin cabida para lágrimas, angustiado pez en el pozo que vacías día a día.
Salir en un cubo de la realidad que de fría congela mi llanto y no me deja cantar.
Me falta intensidad, y si crezco, lo hago como la hierba del invierno.
Pero menguo cada día en el averno de la indiferencia de tus besos.
Susurro a las estrellas a plena luz del día.
Escondida como ellas me saludas y te olvidas.
Por la noche grito al sol que me dé el calor que tú no das, sin miedo a lo que diga la gente, no me rindo ante el astro indiferente.
Entre gritos y susurros están escritas... las historias más bonitas.
Que belleza de poema, mis felicitaciones siempre
ResponderEliminarUn saludo