No hay llantos ni tristeza.
Tampoco excesiva necesidad de tenerte.
Creo que lo único que quiero es desearte, soñarte, imaginarte...
Pero cuando te oigo respirar suenan tambores.
Al tenerte cerca te quiero más cerca.
Y de cerca me susurras cosas preciosas con tu mirada.
Arrullan tus ojos mis sentidos, y despiertan la pasión.
Hasta en las noches tormentosas sale la bella luna del estío.
Y en una noche de segundos mis reflejos responden con el sueño más precioso.
Y en un amanecer de varios soles, tus labios alimentan aún más la quimera del momento.
Tan cerca, tan lejos...
Sé que al final de esta noche acabaré abrazando el aire.