Veo la luna.
Cojo de nuevo el bolígrafo y escribo, sabiendo que, memorar los recuerdos vacíos de tus besos es más por menos, negativo.
Una nueva posesión del demonio de tus ojos hace saltar la metralla de este cuento.
Donde las hadas despegaron... pero subieron sin frenar, hasta ver sólo el encanto de los solos sueños rotos.
Y no te veo, pero la luna sigue ahí...
Estrella fugaz,
como botella tirada al mar...
Las cosas no se olvidan se superan. Con el tiempo el recuerdo no duele y nos permite ampliar horizontes.
ResponderEliminarCiertas cosas es mejor mantenerlas en el cajón del olvido, de vez en cuando abrirlo para airearlo, pero vamos para meterlas en ese cajón, primero hay qe superarlas.
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